miércoles, 22 de diciembre de 2010

Magda Robles (Andalucía, España)


Despertar

Amanece a través de la bruma;
una hora nueva me empuja del sueño
y entre visiones tropiezo al despedirme:
el mundo me arrastra.
Abandono el hueco que dejó mi cuerpo
y me enfrento a otro dia de hastío
de zozobras y desganas,
desgranando cada minuto alejada de ti,
porque en ti he dejado mi yo.

Dentelladas de agua fría
terminan pronto con mi derrota;
mi realidad destrozando la piel,
allí donde reposó tu mano.
En el espejo se esparce tu aliento
entre mis dedos se escapa tu rostro;
una sombra se abraza a tu carne
ocupando el lugar que fue mío.
Y me visto de apariencias
me enfundo de arrogancia y de coraje
y me tomo una sola taza de ironía.
Me va a hacer falta.
El día me tira a la calle
pero mi mente permanece en la penumbra,
aferrada a tu sombra, acurrucada a tu calor;
con eso me basta.
Las calles van devorando mis pasos
sin cadencia y en permanente suspenso
me dirijo no sé muy bien a donde
conducida por un vacío extremo.
Me entierro en un mundo que te es ajeno
con extraños que abarrotan mi existencia,
obligada a volver la vista hacia mi interno,
(necesito tu fugaz presencia para tener fuerza…).
Y deseo que llegue la noche
para volver a ser presa en tu sombra
y nacer a la realidad de tu sueño,
acostarme, en pensamiento, junto a ti
aferrada a tu vida, acurrucada en tu cuello
el mio, el que me pertenece
en esa alcoba de bruma y sin conciencia
en la que mi realidad se hace factible
y el mundo se dispersa.
                    
 *****

En el olvido

Desperté un día
y lo había olvidado todo.
El sabor de tus manos sobre mi cuerpo.
El rubor de tu boca sobre mi piel.
El frescor de tu aroma sobre mi pelo.
No quedaba nada.
Tantas y tantas veces recé por ello
con tal intensidad lo clamé a los cielos
que por olvidar, me olvidé hasta de mi misma.
Mis sueños, mi vida, mi muerte…
Ya no era nadie.
Hoy,
se desliza un ser entre la bruma
un rostro de mirada perdida
un alma con un nombre vacío
una sombra con cuerpo de mujer…
              
        ****



Sirena... varada

De sal y arena es su frágil cuerpo,
de brisa y noche el manto que la cubre,
grácil figura recortada en la distancia
silueta esculpida en los embates
y el abrazo febril de un mar embravecido.


Niña Penélope cautiva de ensueños
anclada al abismo de un hondo dolor,
con la mirada perdida en horizontes
busca el espejismo de un amante ausente.


Celoso el mar acaricia su cuerpo
las olas mueren al besar su piel
en fugaz intento de borrar el recuerdo
de aquel que dejo huella marcada en su orilla.

El océano prendido en su cabello esquivo
intenta arrancar la promesa de un amor eterno.
Lastima sus aguas en intentos de caricias
mas solo obtiene en silenciosa respuesta
un beso salado y húmedo ofrecido a otro
que resbala levemente por su cara

Criatura olvidada convertida en roca
sirena varada entre revueltas aguas
arrojó su aliento al agua fatal del destino
y allí su cuerpo se disolvió en lágrimas.


Ligeia en penumbras

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