miércoles, 24 de noviembre de 2010

Rafael Mérida Juan (Sevilla, España)

Recuerdo


Recuerdo aquel día en el que las aceras comenzaron a poblarse de pisadas ilusionadas, aquella tarde en la que los árboles se habían vestido pudorosamente, cambiando el escenario de una ciudad que parecía querer abandonar las taquicardias insulsas de su erróneo progreso.
Recuerdo que la noche se esfumó rebelándose contra el tiempo de las sombras, fue cuando las palabras ya habían callado todos sus silencios y nuestras almas habían despedido los abrazos eternos que se habían quedado en las promesas de los otros.
Recuerdo unos labios entreabiertos a medio camino entre el asombro de lo inesperado y la incredulidad de los milagros, los mismos que después se extraviaron en laberínticos humedales cuya salida no querían hallar.
Recuerdo tu cuerpo con vocación de secreto, poblado de heridas disimuladas que se mimetizaban con la luz inviolable de lo que parecía inmaculado y el éxtasis que inundó de respuestas las preguntas de la duda, que ahogó con su imparable marea las abstractas culpas de la evidencia de dos latidos.
Recuerdo la paz de mis ojos ciegos que sólo veían por ti mientras duró aquella guerra inacabada que hoy todavía sigue dejando víctimas de amor por el camino, y cómo no recordar la casi imposible escarcha del agosto más abrasador, las huellas veloces de tus pies en plena huida sobre la arena de tu playa y los golpes de tos que desterraron mis besos para siempre.
Y sin embargo amnesia deben tener mis sentidos, pues no recuerdo haber escrito ninguna frase en la que tú no asomaras, ni recuerdo que mis manos hayan explorado otros rincones que los tuyos, ni en mi paladar rememoro otro sabor que el de tu boca, ni parece llegar hasta mí otro olor que el de tu deseo, ni logro rescatar otro sonido que el de tu placer, ni mi vista tiene archivada otra memoria con perfiles diferentes a los de tu rostro.
Estoy solo y recuerdo, estoy contigo y olvido.


Leyla Torres (Nicaragua)

La tristeza del Sol.

El Sol perfumado y callado se ha escondido en la luna
Porque el mar de congojas ha inundado sus rimas
Y ha trotado en las olas que esconden los sueños 
de sus últimos versos. Que hoy están de reposo.
Preces de misericordia ha implorado al Creador.

Ha colgado poemas en los cordeles del Cielo
Y la luna apenada ha guardado su ajuar, ya no quiere cantar
Gime, gime y suspira, la ha vencido la angustia.
Esta ciega de amor, ha inundado sus días cosechando
Quereres, escribiendo sus notas inspirada en su Sol.

Ya el sol se levanta, va estirando los brazos.
Emitiendo un bostezo, va a peinar su melena, y bañarse
En las aguas del remanso de amor que le diera su amada.
hoy lo veo animado, inundado de notas y de silabas cojas
Que un lucero redondo ha tirado en fondo del mar.


Leyla Torres © derechos reservados.

20 de noviembre del 2010





Reflexiones de mi vida 

Querido Mio:
Reposa en los misterios
Que yacen en el aire
Y disfruta
Nuestro amor
En la afonía del tiempo
Ámame cuando duermas.
Cuando tu perfume se funda
Con la brisa discreta en el vacío.
Somos pares unidos
En pensamientos vagos
Somos gaviotas
Libres en el viento
trinamos amores
En el gorjeo matinal.
Volemos
Surquemos el cielo
Crucemos mares
Hasta el remanso de paz
Y la luz espiritual
Que abrigue mi corazón
Frío por tu ausencia.

Poesía y Reflexiones